miércoles, 1 de junio de 2011

El destino

Creo que una de los consejos más útiles que he aprendido en la vida es que debo alejarme de aquello y aquellos que me hacen daño, cueste lo que cueste, lo quiera o no. A la larga sé que lo agradeceré.

Y de aquellos que no valen la pena también, esos que no te aportan nada en la vida, que son un cero a la izquierda… como le digo a mi Juanito: “Juanito, un cero a la izquierda no vale nada”. Pues eso mismo son, un cero. Con el tiempo y a base de golpes aprendes a valorar a esas personas dañinas como ceros a la izquierda. El problema es no podértelas quitar de encima con un chasquido de dedos. Ojalá se pudiera, porque como más te demuestran la amargura que les consume, más fuerte te haces pero también más impaciente y vulnerable te vuelves, porqué tener que aguantar cada día las mismas historias, los mismos teatros, las mismas arrogancias, desprecios, burlas, comentarios, idioteces, paranoias, victimismos... cansa.

¿Y cuando ese futuro entre tú y esa(s) persona(s) no está en tus manos? Pues simplemente toca confiar en que te llegará tu recompensa, en que esto no puede durar toda la vida y que, por supuesto, tiene que venir algo mejor… algo en el que tú salgas victoriosa porque te lo mereces más que esos ceros a la izquierda que te han estado machacando los oídos, la cabeza y la vista... tu salud durante 9 meses.

Esto se acaba, quizás esté pidiendo demasiado pero ojalá tenga el futuro que quiero con la gente que sí me merece la pena pasar 9 meses más. Hoy me he dado cuenta de que cada uno puede elegir su destino si lo desea, en la mayoría de las veces. Yo siempre he preferido pensar que no, que el destino será el que será sin necesidad de hacer nada… pero podemos hacer cosas para elegirlo. Sé que mi destino no se merece estar más con esos ceros a la izquierda porqué no lo quiero. En parte sería fácil solucionarlo para los siguientes 9 meses de trabajo pero resulta que sí, soy mujer de costumbres y cuando me gusta algo no quiero cambiarlo, y algo más importante aún, no soy yo la que debe irse, no soy yo la que ocupa un puesto de trabajo digno para alguien mejor.

Me queda pensar que sea lo que sea, será bueno para mí, porqué toca que venga algo bueno, eso es así.

De momento a esperar hasta… ¿Julio?

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